domingo, 12 de septiembre de 2010

Sin palabras...

Hoy es un nuevo día y hay que levantarse y seguir adelante.
Irónicamente ha salido el sol.
Pero lo más difícil no es mirar al cielo y aceptar tu partida, sino bizarramente, lo más complicado es ver a los ojos de todos los que por algún motivo se acercan para decirme cuánto lo sienten. Pero ¿qué sienten? si ni siquiera te conocían!
Hoy me siento muy raro.
Debería sentirme triste pero no lo estoy.
Debería partirme en ocho y pedirle a Dios que me lleve a tu lado, pero no te puedo engañar: no me siento así.
Siento algo extraño que no puedo describir. Y francamente no se que es!
Releo una, dos y hasta tres veces lo que he descrito en este texto y no hayo por ningún lado esa forma en prosa que normalmente uso para escribir.
No logro hallar mi estilo. Ese estilo único que me caracteriza y que hace que pueda quedarme atónito de los juglares que puedo mostrar si así me lo propongo.

En absuelto profundo azul quisiste
Y entre susurros de plata fuiste
Una línea que unió con alegría todos nuestros corazones
Un faro nocturno que brilló con nuestras ilusiones

Mirando al vacío y contemplando el silencio
Aferrándote a esta vida como si fuéramos niños desamparados en una jungla inhóspita
Dándonos la mano para así poder hallar nuestro camino
Guiándonos por siempre en mundo cautivo

Cuanto nos quisiste!
Cuanto nos amaste!
Oh abuela eterna,
Oh princesa de primavera
Nunca dejes de amarnos y protegernos, porque en nuestros corazones siempre te llevaremos.



Otra vez sentado frente a mi pantalla. Regreso de almorzar.
Me he relajado y he reído de todo lo que ocurre en esta vida terrenal.
Luego pienso: deseo sentirme mal, pero ¿por qué no es así?

Ya no sé que más escribir.
Me duele la cabeza de pensar en lo impensable.
Me abruma el querer lograr lo imposible y no tener un rumbo fijo.
Siento el ambiente cargado, como en un salón de fumadores de habano que exudan humo y tabaco.
Poco a poco voy cerrando mis ojos.
Consigo a duras penas mantener vigilia.
Poco a poco voy perdiendo las fuerzas.
Mis sentidos disminuyen.
Puedo oír mi respiración más no ser consiente de ella.
Poco a poco me duermo y camino hacia un profundo sueño.
Te veo a lo lejos y grito tu nombre al viento.
Volteas y me miras.
Casi no oigo mis latidos.
Me abrazas y caminamos juntos por un sendero de luz.
Poco a poco caigo preso en un tranquilizante y desafiante vacío.
Ahora soy consiente…

Te amo y siempre te amaré Teresa,
Mí Pochita querida,
Mí abuela amada.

1 comentario:

  1. No debes fustigarte por no sentir lo que se supone que deberías... cada uno sentimos de una manera y eso nos hace como somos.

    Ella te quiere por como eres y eso es lo importante.

    Espero que estés bien.

    Un besitooo

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