jueves, 19 de marzo de 2009

Sin una razón evidente!

Después de mucho tiempo regreso para escribir un poco sobre mis vivencias.
Me gusta mucho escribir. Me relaja y me permite viajar a otro lugar.
Escribir me da esa oportunidad de abrir mi alma y desfogar todo lo que llevo por dentro.

Pues bien, habiendo iniciado mi blog, he de confesar que hoy me siento muy triste.
Siento que no comprendo nada de lo que sucede en este mundo.
Realmente desearía poder entender porque que en el mundo uno puede despertarse en una cama cálida y al lado de tu familia, mientras que a unos pocos metros existen personas que viven en cajas y que no tienen qué comer. Desearía comprender porqué hay quienes podemos darnos el lujo de pagar una comida de US$ 20.00 (por plato) mientras que en otros lugares hay quienes sólo desean ingresar a un restaurante para poder calentarse un poco.
¿Qué es este mundo?
¿Porque pareciera que existe tanta desigualdad?
¿Por qué me afecta tanto esta situación?
¿Por qué no puedo ser indiferente o por lo menos no llevarla a un plano tan personal?
La tristeza y un sentimiento algo inusual, y que no puedo describir, me embargan profundamente en este momento.
Estoy frente al ordenador y sólo siento ganas de estallar en llanto.
Las lagrimas que caen por mi mejilla y que intento disimular en la oficina, no son más que el burdo remedo y el constante recordar que no hay nada que pueda hacer para remediar esta situación. Aún si donase todas mis cosas materiales y espirituales a todas aquellas personas que las necesitan más que yo, aún si hiciera eso, en el mundo seguirán existiendo casos como los que antes describí.
Nunca sería suficiente.

No pretendo hablar de religión.
Respeto todas y cada una de las creencias que cada uno tenga.
Tengo las mías y creo firmemente en ellas, pero hoy no serán tema de conversación.
No deseo hablar de religión porque no considero que ninguna fuerza extraña y misteriosa este detrás de lo que ocurre en nuestro mundo.
Aunque sienta que mi FE se tambalea por momentos y aunque sienta que cada segundo que pasa soy un poco más triste, no deseo hablar de temas religiosos.
Más bien creo que es el hombre o mejor dicho, somos nosotros los seres humanos, quienes hemos hecho de este mundo lo que es hoy. Y creo que depende de nosotros cambiarlo y mejorarlo.

Por favor disculpen si hoy los aburro con estos temas, pero creo que un esfuerzo por sentirme mejor y por sentir que puedo cambiar lo que veo y no me gusta, es comentar estas barbaridades que muchas veces no queremos asumir.
Haciendo referencia a ellas trato de que seamos consientes que ocurren y por lo mismo, tratemos de pararlas.

Mientras almorzaba y prestaba atención a lo que mis compañeros decían, comprendí que en esta vida transitoria siempre somos nosotros los que tenemos el poder de tomar las decisiones. El libre albedrío no es más que la oportunidad que se nos regala para poder elegir él o los caminos que decidimos tomar en esta vida. Ver las cosas sólo depende de la actitud que tomemos frente a ellas.
Por ejemplo, puedo fastidiarme si mi sobrino derrama coca cola en al asiento de cuero de mi nuevo coche, o puedo quitarle la botella y derramarla junto con él y pasar un mejor día.
Por ejemplo, puedo fastidiarme porque hacen bulla a mí alrededor y no puedo concentrarme, o puedo hacer un alto y hacer más bulla y reírme después.
Por ejemplo, puedo esperar que las cosas caigan por su propio peso, o puedo hacer que las cosas sucedan.

Realmente sigo sin entender qué sucede conmigo y porque estoy tan triste.
Todavía siento esas ganas de aferrarme a ti mi amor, abrazarte con todas mis fuerzas y partirme en llanto.
Aún continúo preguntándome porque este mundo parecería ser tan injusto y tan frío. ¿Por qué hay tanta diferencia entre uno y otro?

Son muchas las inquietudes que hoy pasan por mi adolorida cabeza, pero por lo menos puedo decir que he visto una pequeña luz al otro lado del camino.
He abierto mis ojos y he decidido ser parte de la solución y no del problema.
¿Cómo lo voy a lograr?
Esa es una excelente pregunta y la verdad es que en estos momentos no tengo una respuesta decente y digna de un grupo de estudiosos de la vida y sus costumbres medievales.
De lo único que estoy seguro hoy es que con cada acción que emprenda, con cada puerta que abra, trataré de poner mi granito de arena para que este mundo sea uno mucho mejor para todos nosotros y para los que vienen más adelante.

Hoy día les pido que seamos concientes de que la vida no es justa para nadie. Hoy les ruego que miren a su alrededor y tomen conciencia que hay quienes no quieren una moneda mal oliente sino que desean que les regalemos una sonrisa sincera y una palabra de ánimo.
Este día no me cansaré de apuntar hacia mi objetivo principal: “lograr que por lo menos uno de los que lea este blog sea conciente de que en el mundo existen muchas personas que lo único que desean es más apoyo y menos indiferencia de nuestra parte”.
Regalemos más sonrisas y menos regaños.
Regalemos más amor y menos odio.
Enseñemos con el ejemplo y no seamos simples directores de orquesta.
Busquemos sensibilizar nuestra razón para que nuestras acciones de hoy repercutan en un mañana mejor.
Evitemos buscar un minuto más de sueño; cuando estemos muertos podremos dormir todo el día. Ni tú ni yo sabemos cuanto tiempo vamos a estar por acá. Tratemos que ese tiempo sea de calidad. Logremos que todos nos recuerden por todo el tiempo que invertimos en cada uno de ellos.
Seamos sinceros y digamos lo que realmente sentimos y no lo que la otra persona quiere escuchar.
Lloremos por todas aquellas personas que no tienen lo que nosotros. Y tomemos la decisión de formar parte de la solución por un mundo mejor.

A más de un par de horas de haber empezado esta reseña, decido que es todo por hoy.
Ya me deprimí demasiado. Es hora de sonreír y continuar caminando.
Hay mucho trabajo por hacer así que es mejor que de inicio de una buena vez.
No se preocupen, ya sabrán de mí muy pronto.
Ya me verán otra vez comentando sus blogs y tratando de aconsejarlos de la mejor manera.
Dentro de poco retomaré nuevamente mi ritmo usual y diario, pero esta vez con una pequeña diferencia. Esta vez mi ritmo de vida incluirá hacerme conciente de todo lo que ocurre a mi alrededor y tratar de cambiar lo que no me gusta.
Es todo por ahora.
Ya no deseo escribir más por el momento. Mi alma ha quedado vacía y purgada.
Esperaré que se cargue nuevamente para regalarles, Dios mediante, un nuevo día de mí y como siempre, “Desde el Alma”.